viernes, 6 de julio de 2007

¡Viva la matanza!


Creo que el pregonero decía san Fermín en lugar de matanza, pero vamos, que para el caso es lo mismo.

Otro verano más, dentro de las cosas típicas del verano, empiezan los sanfermines y las fiestas parecidas en otras poblaciones, es época de encierros, corridas y demás. Comienza la parte más cruel de nuestra cultura con un petardo tirado al aire (llamado chupinazo) y las consiguientes fiestas y borracheras mientras los toros son torturados y desangrados hasta la muerte a la vista de un público que pide más sangre. Las noticias se hacen eco de los sanfermines, sacan la matanza en horario infantil y ridiculizan a los pocos manifestantes que se atreven a denunciar los sanfermines tachándolos de incultos e ignorantes.

Un toro llega a una plaza llena de gente, confundido y mareado, pinchado inicialmente por una banda que empieza a desangrarle, el toro llega confundido, con los cuernos redondeados para no hacer tanto daño y drogado. El calor, el griterío de la gente le confunde y delante tiene algo grande y rojo que le provoca. El torero se cree muy valiente al enfrentarse al toro en estas condiciones, el torero que esta fresco y descansado, que tiene ayudantes y que tiene una espada. Es una cobardía disfrazada de valentía que hasta el propio torero se cree. Rejoneadores, banderilleros y demás se encargan de ir desangrando poco a poco al toro para dejarle débil frente al torero y que éste tenga más fácil hacer "pases" y darle la estocada final. Y si la cosa ha sido larga, si la agonía del toro ha sido lo bastante agradable para el público, el torero tiene el "honor" de mutilar el cadáver recién torturado del animal.

Si algo parecido se hace con un perro o un gato, tenemos noticias sobre crueldad animal para días asociaciones defensoras de los animales pedirían cárcel para los responsables de dichas atrocidades y la gente en general estaría escandalizada. A todos nos conmueve ver perros heridos abandonados en perreras, o presenciar la grabación del maltrato a un gato hecha de manera furtiva para castigar al responsable. Sin embargo nos quedamos viendo emocionados, embobados ante la tele, como se pincha un animal hasta que se desangra y como se festeja eso. Los amantes de estas fiestas se escudan tras escusas muy trilladas y fácilmente refutables como la "tradición" y otras cosas que discutiré a continuación punto por punto.

"Es tradición" dicen muchos al hablar de los toros, dicen que es algo arraigado en la cultura española, que es muy de aquí que no se va a parar algo que lleva siglos en marcha... Pero si a toda esa gente le preguntas por el origen de los sanfermines no sabrá contestarte. En la edad media, durante el siglo XIII por las condiciones mejores climatológicas del verano la gente se reunía y se hacían mercados en fechas señaladas en el calendario como fiestas religiosas y demás, y se durante esas ferias y fiestas se hacían corridas de toros para "alegrar el ambiente"(gracias, wikipedia). Es una tradición que arrastramos desde la edad media, y el hecho de que sea algo que se ha hecho durante mucho tiempo parece ser que es suficiente escusa como para seguir haciéndolo.

Las tradiciones son simplemente cosas que se han hecho durante mucho tiempo, si algo se hace todos los años durante muchos años ya tiene la categoría de tradición, da igual como fueran los orígenes de la misma o como encaje dicha tradición en el mundo de hoy día. Los toros y los sanfermines los arrastramos desde la edad media y el hecho de que sean tan antiguos parece que les dan permiso para seguir en la actual cultura. En la edad media no había alcantarillado en las calles, la gente moría a los 40 años de media, en agua no se potabilizaba, la religión tenía muchísimo poder en el gobierno... Son cosas de la edad media que no conservamos porque la sociedad evoluciona, y hoy día vivimos en una sociedad muy concienciada con el maltrato animal, que se escandaliza al ver perros en precarias condiciones u otros animales maltratados. Sin embargo la gente goza de lo lindo al ver un toro desangrado hasta morir. Tenemos que evolucionar y analizar ciertas tradiciones con el punto de vista de la vida de hoy día, y hoy día maltratar animales es una tortura que no se acepta y que está penada por la ley.

Otras personas dicen que es igual matar un toro en una corrida de toros que una vaca en un establo, que se aprovecha la carne y esas cosas. Bueno, yo creo que no es lo mismo matar una vaca con un disparo de una pistola de aire comprimido, que no nota nada, que matar a un toro desangrándolo y clavándole cosas. Cuando tu matas una vaca para el consumo nadie disfruta del espectáculo, no se monta una carpa para matar a la vaca y se cobra entrada para ver como se hace, el fin de matar una vaca es comérsela, venderla para consumo, fuente de proteínas y grasas. Matar un toro en una plaza tiene como fin principal que la gente se divierta viendo como un animal sufre y se desangra, y secundariamente (ya que el bicho acaba muerto) se puede aprovechar su carne, que para colmo se vende a precio de oro por ser de "toro de lidia". No es lo mismo matar una vaca destinada exclusivamente a consumo, de manera indolora para el animal y como único fin servir como alimento, que someter a un toro a una tortura, clavarle cosas y dejar que se desangre para disfrute del personal asistente, y secundariamente hacerle servir de alimento. Durante la crisis de las vacas locas seguía habiendo corridas de toros, pero al toro matado se le trituraba y se le incineraba para evitar contagios, a la gente le da igual que el toro se coma o no, lo que quiere es ver el espectáculo.

Se dice también que el toro es el animal que mejor vive, que lleva una vida de lujo hasta que le llevan a plaza, que ese es el pago por la vida que lleva. La vida que lleva el toro es de lujo de casualidad, si para tener un buen toro para una corrida hubiera que maltratar al animal, se le maltrataría y estaría permitido para "preservar la fiesta nacional". Yo me pongo en la piel del toro y pienso, llevar una vida de lujo, comer buenos pastos, tener muchas vaquitas retozonas para mi... para que cuando esté en lo mejor de la vida, se me lleve a una plaza a que me maten. Imaginaos vosotros, que os ofrecen una vida de lujo, con todo lo que desees, todos los lujos imaginables, sin tener que pensar en el dinero, teniendo todo lo que deseas... pero como condición te dicen que cuando llegues a los 30 años , en la flor de la vida, te torturarán hasta la muerte. ¿cuantos aceptarían? yo no, desde luego.

Otros argumentos intentan desviar la atención de la problemática de los toros: dicen que también hay maltrato a personas, que también se maltrata a otros animales. Mal argumento, porque para esgrimirlo hay que admitir primero que los toros son maltratados. Intentar desviar la atención con esos otros temas da a entender que no se sabe muy bien como defender a los toros, intentando justificar la fiesta nacional buscando "cosas peores" como para decir que lo de los toros "no es tan malo", intentando defender algo indefendible comparándolo con cosas peores que no vienen al caso. Existe el maltrato a las personas, existe el maltrato a otros animales y existen los toros. Todos esos problemas hay que tratarlos independientemente, sin comparaciones porque son problemas diferentes entre si. Los maltratos a personas y a otros animales están penados por la ley, y se puede entrar a discutir sobre la aplicación de esas leyes o la conveniencia de endurecerlas. Pero los toros son algo de lo que la gente se siente orgullosa, no hay leyes que regulen o penen las corridas de toros.

Como nota positiva, y por suerte, los toros tienen cada vez menos aceptación, y dependen cada día mas de subvenciones estatales y se televisan cada vez menos corridas de toros por la tele porque dan poca audiencia. Aun así quedan fiestas como los presentes sanfermines donde se siguen torturando toros, pero poco a poco, espero, que se vayan eliminando estas fiestas. Yo no creo que vea el fin de las corridas de toros, pero espero que las futuras generaciones si.

1 comentario:

Faile dijo...

"Fiesta nacional", bonito eufemismo para no llamarlo por su verdadero nombre: Salvajismo.

Bajo la intocable bandera de la tradición se amparan infinidad de aberraciones y sinsentidos que escandalizarían al respetable público de no existir aquello de "como se vienen haciendo de toda la vida". Con esta escusa barata y desgastada se amparan todo tipo abusos y si a alguien se le ocurre ponerlos en entre dicho se le tacha de raro, exagerado o incluso de aguafiestas, nadie se para a pensar y razonar más allá de lo que "siempre se ha hecho".

Las corridas de toros son lo que siempre han sido por mucho que se hayan tratado de disfrazar de noble arte: una carnicería. Se reúne al pueblo cual rebaño siguiendo aquella máxima romana que tan bien les funcionó para aplacar a las masas y distraer su atención de problemas serios: circo y pan. Se les promete un gran espectáculo de valor, fuerza y nobleza, cuando lo único que se muestra es el tormento y la muerte de un simple rumiante, una criatura pacífica por naturaleza, maltratada, drogada y enloquecida por el ruido y el encierro, cuyo instinto le empuja a huir comos ea, y al no haber salida posible esta criatura obedeciendo al instinto arremeterá contra lo único que se presenta ante ella, lo que tomará como la causa de su tormento, y no sin razón.

No hay espectáculo más bochornoso ni repulsivo que ver a la chusma extasiada con la sangre, jaleando al torturador como a un héroe y pidiendo más y más. Y que decir del "valiente" torero, una persona que se cree el colmo de la nobleza y el valor por presentarse en compañía de su cuadrilla de psicópatas listos para ayudar al menor indicio de peligro, armado de banderillas y espada, totalmente reposado y sin trabas. A él nadie le ha aplicado sustancias irritantes en los ojos para limitar su radio de acción, tampoco le han tenido encerrado bajo el estruendo y quien sabe que más enloqueciéndolo y aterrándolo, nadie le ha clavado la primera punzada en la espalda para que empiece a sufrir y sangrar antes incluso de que el populacho pueda verlo. Sólo aquellos que le torturan saben exactamente por lo que pasa el pobre animal antes de desplomarse en la tierra sedienta de su sangre, y no les importa en absoluto, si acaso les da mayor placer ese conocimiento.

Durante la faena al animal se le clavan banderillas disimuladas con telas de brillantes colores para que la gente no vea lo que realmente hay debajo: ganchos de afiladas puntas. De esta forma la banderilla no sólo se clava en la carne del animal y se mantiene sujeta, sino que ademas se balancea y revota con cada moviendo desgarrándolo por dentro, causando mayor dolor y locura y ayudando a debilitar a la bestia para facilitar el trabajo del sádico que lo atormenta. Cada pase y movimiento son una tortura en si mismos y cuando el animal cae de rodillas presa del sufrimiento y agotamiento y la "diversión" se acaba el torero saca la espada y en todo un derroche de osadía se acerca al animal caído, como si hubiera algún peligro en una bestia al borde de desfallecer, y le remata para suprema satisfacción de las bestias sentadas en las gradas. Si la sangría ha sido lo suficiente desagradable y sádica para el gusto del público al torturador se le permitirá mutilar a su víctima en reconocimiento de su "arte".

Aquellos que defienden lo indefendible tienen el descaro de decir que son ellos quienes más se preocupan de estos animales, quienes invierten su dinero en ellos y los crían y cuidan... hasta su horrible final. Alegan así mismo que sin su amada matanza estos animales se extinguirían ya que el toro de lidia nace para ser torturado y asesinado ante las miradas sedientas de su sangre del respetable público. Es increíble la de sarta de sinsentidos y mentiras que pueden soltar, y lo peor es que ellos mismos es las creen. En primer lugar si invierten su dinero en la cría y cuidados de estos animales no es por altruismo, únicamente lo hacen por el beneficio que obtendrán cuando los sacrifiquen en la plaza en pro de la "fiesta nacional". No invertirían ni un céntimo en ellos si no lo fueran a recuperar con creces con su muerte. Y en cuanto al supuesto peligro de extinción, pues no podían haberse inventado mayor bulo. El toro de lidia no es ni más ni menos que un toro común y corriente al que han maltratado desde que podía ponerse en pie para que aprendiera a embestir, porque eso es algo que ellos mismos admiten: "el toro no nace sabiendo embestir, hay que enseñarle". Estos desaprensivos alancean al ternero desde pequeño para que aprenda a cornear para mayor deleite el día de su muerte, demostrando que no es más que un animal que en condiciones naturales es pacífico y al que debe obligarse a atacar para convertirlo en la bestia apropiada para el espectáculo, pues un herbívoro indefenso sin animo de atacar en la plaza vendería lo mismo que un geranio, bueno quizá algo más pues los geranios no mugen de dolor ni sangran. El toro no se extinguirá porque desaparezca esa aberración que es su tortura y asesinato en directo. El toro seguirá siendo lo que es, un rumiante tranquilo que pasta en los campos juntos a las vacas. "Toro de lidia" únicamente es la distinción que hacen estos salvajes entre un animal de granja y uno dedicado al tormento. Puede que este último sea el resultado de una cría más selectiva que da animales de mayor tamaño, colores más vivos y cuernos más vistosos, pero eso no los diferencia a nivel de raza de aquellos que no han corrido su siniestro destino.

Lo único que tiene esta gente para defender esta salvajada es la tan cacareada "tradición" y un montón de escusas y mentiras que de tanto repetirse unos a otros creen a pies puntillas. Es vergonzoso que hasta tengan que venir del extranjero para manifestarse contra este maltrato descarado y que no seamos capaces nosotros mismos de ponerle fin. Por suerte la gran mayoría de sus defensores rondan la tercera edad y los jóvenes de hoy en día tienen una mayor capacidad de decisión y no se dejan engañar con tanta facilidad como las generaciones que nos precedieron, dando lugar a que entre la juventud sea mucho menor ese apoyo que hace 50 años. Aun sigue habiendo mucho sádico suelto que disfruta sobremanera con el dolor y sufrimiento de animales que no tienen la más mínima posibilidad de salir airosos (y el que diga que muchos son "indultados" que piense en las secuelas que semejante experiencia dejará marcadas tanto en la piel como en la vida del toro, un animal maltratado nunca olvida igual que tampoco lo hace una persona). Aun harán falta generaciones para erradicar esta práctica brutal y barbara que no tiene sentido alguno en una sociedad moderna y sensata, pero por fuerza debe desaparecer, sino por voluntad propia sí por la presión internacional ya que no es licito ni aceptable semejante comportamiento.

Desterremos de una vez esta aberración y demos el paso que separa la barbarie de la civilización.