martes, 17 de julio de 2007
El tabaco hoy dia
Ya dije que iba a ahondar en este tema, viendo otros aspectos del tabaco y los fumadores, y aquí estoy otra vez para sembrar polémica y dar un poco de guerra. Si está bastante claro que la ley anti-tabaco sirve para proteger la salud de las personas (recordemos que 6000 personas mueren al año en España por tragar el humo de otros). También queda claro el tema de la libertad de fumar y no fumar, y como los fumadores violan la libertad de fumar de un no-fumador al fumar a su lado. Teniendo en cuenta todo esto ¿por qué los fumadores se creen con derecho de fumar en todos lados? ¿por qué existen tan arraigadas tradiciones de regalar puros y tabaco en las bodas? ¿por qué existen otras cosas casi "sagradas" relacionadas con el tabaco, como el cigarrito de después?
Intentaré ahondar un poco en eso, así como también intentaré exponer razones, ya sabidas por todos, por las que esas cosas se deberían de parar. Pero primero quiero justificarme un poco: siempre que publico una entrada es a raíz de algo, el día mundial sin tabaco, las noticias sobre el topless, los san fermines... ¿por qué vuelvo con el tema del tabaco? Pues todo comenzó un viernes, en el que fui invitado al teatro alfil de Madrid, a ver la obra Star Trip, de la compañía Yllana. Dicha obra consta de una serie de gags mudos sin pies ni cabeza, muy manidos y vistos y sin gracia alguna. Pues la mitad de los gags tenían como protagonista el tabaco, la otra mitad el alcohol, otras drogas y la homosexualidad. Obviamente está prohibido que un artista fume sobre el escenario de un teatro cerrado. Primero porque en el teatro está prohibido fumar, y eso afecta también a los actores, y segundo porque ese es el lugar de trabajo de los actores, y está prohibido fumar en el lugar de trabajo. Doble incumplimiento.
Después de pasar una de las tardes mas aburridas de mi vida viendo como un astronauta intentaba encular a otro mientras se metía una raya de algo, resurgió en mi el tema del tabaco, esta vez intentando entender o ver su aceptación social, algo incomprensible, porque menos del 30% de la población fuma (en España). Si fuera cosa de moda, habría pasado hace tiempo, porque las modas no duran.
El tabaco llegó a España (y resto de Europa) a través de los exploradores de las américas, que veían como los indígenas fumaban unas hojas secas enrolladas. Al traer dicha planta a España se le llamó tabaco porque había una serie de plantas medicinales, de sabor amargo, anestésicas (analgésicas) y alucinógenas denominadas por los árabes como tabbak.
Adelantándonos unos cuantos siglos, vamos a ver lo que nos interesa: el tabaco en el siglo XX. El tabaco era socialmente aceptado, no solo por fumadores, sino por los que no fumaban. Estaba bien visto echar humo por la boca, era algo que daba "clase" distinción y esas cosas. Por aquel entonces no había evidencia científica de los muchos males del tabaco, pero algo se intuía, si no, no se habrían empezado a hacer estudios. Se veía que los que fumaban mucho morían antes, y eran mas propensos a coger catarros y esas cosas. Era algo vox populi pero no se le hacia mucho caso.
En 1952 Doll y Hill hallaron evidencias científicas que relacionaban directamente el consumo de tabaco con ciertas enfermedades, canceres de pulmón, afecciones respiratorias y cardíacas, daños al feto en caso de fumar en el embarazo y un largo etc... A pesar de eso, la gente siguió fumando, pero ya empezaron los gobiernos a meterse en el tema del tabaco: avisos en las cajetillas, eliminar la publicidad del tabaco en ciertos medios y hacer una tímida contra-publicidad exponiendo los males del tabaco.
Pero esto llegaba tarde: el tabaco estaba ya demasiado insertado en la sociedad, y la permisividad con los fumadores (responsabilidad en gran parte de los que no fuman) y el hecho de que el tabaco sea una droga ha creado una tanda de drogadictos aceptados socialmente, y eso está mal, porque los fumadores son drogadictos que no sienten la vergüenza de otros drogadictos, ni la presión social para dejar su adicción que sufren otros drogadictos.
Y creo que ese es el quid de la cuestión, los fumadores son drogadictos aceptados socialmente (en gran parte aceptados por los que no fuman) y eso genera falsas ideas de libertad de fumar donde sea y de inocuidad sobre el tabaco. Todos los argumentos de los que no fuman, y que no quieren tragar humo (expuestos en el otro post sobre el tema) no han podido ser jamás rebatidos por un fumador. Creo que está claro quien lleva razón en ese tema. Lo que pasa es que lo fumadores siempre han estado consentidos, y ahora que ven que la gente se queja y se alza contra ellos (en defensa de la propia salud), y ven una posible reducción de su dosis diaria al ampliarse las zonas donde no pueden fumar, gritan y claman a los cuatro vientos su libertad para fumar en todos lados y seguir matando a 6000 personas todos los años.
La publicidad actual anti-tabaco es escasa, débil y poco eficaz. Los mensajes en las cajetillas no los lee nadie, además los fumadores saben del peligro de fumar, pero siempre ven las consecuencias del tabaco de lejos, pensando que si les pasa algo relacionado con el tabaco, sera dentro de mucho. Todos los datos de muertes al año, de afecciones, de aumento de probabilidades... tampoco sirve de nada, porque los fumadores piensan que eso "les pasa a otros" que ellos "controlan" y que "lo dejan cuando quieren". La publicidad anti-tabaco no ha cambiado en años, y tal y como está ahora no puede contra la aceptación social actual del tabaco. Posibles intereses económicos, políticos y demás pueden estar detrás del estancamiento en la lucha contra el tabaco, pero no voy a entrar en ese tema.
La publicidad contra el tabaco debería centrarse en otras cosas, y entre esas cosas, los no fumadores. hay que conseguir que el fumador se sienta drogadicto y mal visto socialmente, y eso se consigue inculcando esa idea tanto en fumadores como en no-fumadores. El hecho de que un fumador no esté bien visto, que se le pida que no fume en ciertos lugares, o que tenga que irse a fumar a otro lado porque le miran mal puede hacer que el fumador se plantee las cosas de otra manera. ¿Merece la pena que siga fumando? ¿cuánto engancha el tabaco que hace que siga fumando a pesar de que está mal visto?. Hay que quitar las cosas "tradicionales" del tabaco, como "copa y puro" "el cigarrito de después" o "el puro en las bodas" y hacer que el tabaco sea visto por todos como lo que es: una droga que mata y que es la primera causa de muerte evitable en el mundo.
Para luchar contra el tabaco, lo primero es proteger a los que no fumamos (yo no quiero morirme de una enfermedad causada por el tabaco que trago de otros) y luego atacar el problema del tabaco de raíz, eliminándolo de la sociedad, haciendo que el tabaco esté mal visto socialmente, desterrando la imagen actual del fumador-triunfador, sustituyéndola por la realidad: fumador= persona con problemas con una droga.
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1 comentario:
Por suerte hoy en día la gente no es tan crédula y está mucho mejor informada sobre la realidad que las tabacaleras han tratado durante tantos años de ocultar y maquillar.
Especialmente grotescas me parecen las campañas que consiguieron dar pie a ciertas "tradiciones" como el famoso puro de las bodas y los paquetitos de cigarrillos de "recuerdo". Está claro que el negocio les salió redondo en este caso particular: recaídas a manos llenas "por no hacer el feo a la familia", iniciación de los más jóvenes de la familia con el visto bueno de los adultos, y si me apuran la incitación de estos últimos regalando tabaco a menores y dando un pésimo ejemplo de adicción sin control como parte de la celebración.
¿Y qué hay de aquello del "cigarrito de después"? Aunar el consumo de esta droga a una de las acciones más placenteras conocidas por la humanidad fue un golpe maestro digno de la mejor mente criminal, y que por algún extraño motivo arraigó en la sociedad y se ha abierto paso hasta convertirse en una frase hecha cuando se bromea sobre las relaciones sexuales. Y ya no sólo metieron mano para colarse en la cama, sino también en los círculos de amigos. Hace unas semanas encontré un posa-vasos de esos que hace años regalaban ciertas marcas de tabaco, y de los que mi padre pudo hacer colección, en el que aparecía una pareja muy acaramelada con un bonito fondo de atardecer, muy romántico todo, bajo el eslogan FORever, aludiendo a la marca y dando una falsa impresión de que debía estar presente en aquellos momentos más íntimos y reconfortantes de la vida.
Este tipo de publicidad subliminal, y no tan subliminal, caló tan hondo que aun hoy en día hay quien la tiene por una verdad absoluta. Repite una mentira lo suficiente hasta que suene tan natural que se convierta en verdad. ahí está el corazón del actual problema, de la mal entendida tolerancia que los protabaco no paran de repetir como loros con la esperanza de conseguir una vez más lavar el cerebro de la opinión pública.
Por increíble que parezca una droga , con todas las consecuencias que se derivan de este hecho, se ha abierto hueco en la sociedad de tal manera que los principales afectados por ella, sus propios consumidores e incluso algunos pasivos "tolerantes", la defienden con uñas y dientes ahora que ven que se les acaba el chollo y su "afición" empieza a ser considerada como lo que es y siempre ha sido, por mucho maquillaje que las tabacaleras le quisieran dar: una drogadicción . Mortal de necesidad para el nicotinomano y todo aquel desgraciado que se encuentre cerca en el momento en que este se fuma su dosis. Lo peor es que al haber sido unos "drogadictos consentidos" ahora se comportan como niños mimados que por primera vez en su vida se encuentran con un "NO", y no saben como asumirlo.
Ahora que por fin el mundo se ha quitado la venda que le tapaba los ojos y le impedía ver aquello que hay detrás del tan admirado en otros tiempos fumeteo, que al fin se ha decidido a poner freno a una de las mayores lacras de la humanidad que más bien debería recibir la calificación de pandemia, ahora en cuando empiezan a cambiar las cosas. Lentamente al principio, como en todo comienzo, pero con firmeza pues no es lógico ni licito en una sociedad moderna y racional hacer excepciones en la lucha contra las drogadicciones basándose únicamente en que en un tiempo estuvo bien visto fumar. De los errores se aprende, por eso los lapiceros llevan goma detrás.
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