martes, 16 de septiembre de 2008

D.E.P. Valentón


Hoy, tristemente, ha sido asesinado Valentón, un toro de 575 kilos. Su asesino no se ha ocultado en las sombras, ha actuado arropado por todo el pueblo de Tordesillas. Algunos lanceaban al toro, otros miraban jaleando pidiendo más sangre, vitoreando con cada punzante herida que recibía el toro, regocijándose con cada río rojo espeso que se abría paso en la negra piel de un animal que ni sabía qué le estaban haciendo.


Todos los años, un toro es obligado a hacer un recorrido por un pueblo de asesinos, lanceado por gente a pié y a caballo, hasta que un asesino da muerte al agonizante animal con un fatal lanzazo. Lejos de llevarle a la cárcel para que se pudra como se merece el pueblo le da una placa dorada y una lanza de hierro forjado, en la que se clava la cola del animal como macabro emblema del asesinato.

Un pueblo entero que se regocija en el sufrimiento, están tan podridos por dentro, y su vida es tan asquerosa, que necesitan abusar de un ser inferior, desprotegido, confundido y desnudo, armados con lanzas, y no para darle un golpe de gracia, sino para hacerle sufrir todo lo posible mientras intenta huir. Gente que goza acorralando a un animal y matándolo poco a poco, les gusta regocijarse en la sangre caliente que escapa del cuerpo del animal por si puede dar calor a sus corazones de hielo, que sólo sienten deseos de matar.

Esta mañana una reportera de televisión española estaba haciendo un reportaje en ese pueblo (no se si en directo o diferido) y al intentar hablar con la gente del pueblo recibió respuestas como "eres una hija de puta, a ver si te voy a lancear a ti", sin darle tiempo ni a preguntar a las gentes del pueblo. Insultos, malas caras, malos modos, "hacemos lo que nos da la gana" etc...

Cuando esa reportera consiguió que alguien no la insultara y respondió a sus preguntas, la respuesta que no es respuesta surgió de los labios del entrevistado "es que es tradición" ya lo dijo el maestro Prachett, con su clásica ironía "que algo se hace de una manera porque siempre se ha hecho así es la razón más lógica que existe, total, un millón de muertos no pueden estar equivocados.

Pues hoy un pueblo se ha convertido en cómplice del asesinato de un toro, y el asesino despiadado ha sido elevado a la categoría de héroe.

Un pueblo al que no pienso ir, y a cuyas gentes pienso evitar, no sea que ahora cojan gusto al sabor de la sangre humana, cosa de la que están muy cerca.

En dicho pueblo enseñan a los niños de pequeños a manejar las lanzas para asesinar al toro, escuelas que crean futuros asesinos. Niños que no pueden ver cierta películas, o jugar a ciertos videojuegos, y si en un futuro matan a una persona a lanzazos será por culpa del rol u otros males, no por enseñarles a ser asesinos desde pequeños.

A ese pueblo se le debería de conceder la indepencia, y construir murallas de 20 metros a su alrededor, para aislarlos y que se las apañen solos. Han dejado de ser humanos, son menos que animales, no se merecen mezclarse con el resto de la gente.