Buenas gente, tan absorbido ando con mis cosas que me olvido de mi querido blog XD. Pero bueno, ahora estoy en una racha de trabajar más, así que no puedo estar a estas cositas tanto como querría...
A lo mejor alguno se esperaba un tema del "¿por qué no te callas?" famoso, pero eso es tema político y de eso no empezaré a hablar hasta principios de año (que tiene tela... mucha tela). Además, la sentencia de 6000€ de multa a la revista "El Jueves" me desanima totalmente a hablar de la corona y demás, que yo no tengo 6000€ ni de donde sacarlos.
Pues el tema lo dice todo, y si no, yo me explico. El mundo se mueve, y no me refiero al rededor del sol o sobre sí mismo, la gente avanza la sociedad progresa de manera vertiginosa y vamos tan rápidos en nuestro avance que ya no sabemos ni a donde vamos. Es necesario que nos paremos de cuando en cuando a descansar y veamos para qué se hacen las cosas. Actualmente se ven ciertos comportamientos que han perdido toda la perspectiva de sus orígenes, y se hacen así porque se ha hecho siempre o por "tradición" como si eso lo justificara todo. Pero nadie sabe por qué se empezaron a hacer las cosas así, y no vemos que ciertas acciones o formas de hacer las cosas tienen fecha de caducidad, y que no tiene sentido seguir haciéndolo de esa manera. Hablo de forma general, porque prácticamente todo se puede analizar por ese rasero, y descubriríamos mil cosas sin sentido que hay en la actualidad. Este ejercicio de análisis tal vez nos ayude a ver donde queremos llegar... que debe ser un sitio importante, porque nos damos mucha prisa.
La verdad es que este tema se puede resumir en ese párrafo de arriba, simplemente reivindico lo importante que es pararse a pensar sobre las cosas que se hacen, y si tiene sentido seguir haciendo según que cosas. A lo mejor con la manera de actuar actual no se consiguen los objetivos que se pretenden conseguir, y es necesario cambiar de rumbo, por mucho que se diga que "toda la vida se ha hecho así". Como esto parece un trabalenguas casi, pues mejor pongo algún ejemplo, que como se suele decir "para muestra un botón".
Las huelgas en la RENFE (cercanías principalmente): ¿tiene sentido hacerlas de la manera que se hacen? pues no. ¿Han conseguido los maquinistas sus reivindicaciones? No, pues a lo mejor no es el proceder a seguir hacer huelgas de no trabajar. A RENFE le viene bien, la gente que usa el cercanías es esclava del mismo, y no tiene mas remedio que usarlo así que: los mismos ingresos por billetes y la mitad de trenes circulando, con lo que hay menos gasto, pues le viene de perlas, mismos ingresos con reducción de gastos. Vamos, que RENFE encantada con las huelgas (legales e ilegales, que desde el 1 de octubre con "anomalías" en el servicio debido a la huelga ilegal que os estáis marcando), y los maquinistas no consiguen lo que quieren y son odiados por todo el mundo por andar fastidiando siempre al usuario. Que, por cierto, maquinistas de cercanías, os merecéis cobrar el salario mínimo y nada más, porque sois trabajadores, pero no profesionales.
El segundo ejemplo de esta pérdida de perspectiva viene por la justicia a nivel mundial. Se preocupan tanto los políticos por promover leyes que quedan bien pero no se cumplen, y los abogados se preocupan tanto de defender la postura de su cliente buscando tecnicismos y huecos para salvarle que no le importa si es culpable o no. ¿Qué tiene que hacer la justicia? hacer cumplir unas leyes que (al menos en teoría) están pensadas para mejorar y guiar nuestro comportamiento en sociedad, porque no estamos solos ni podemos hacer lo que nos de la gana. ¿Qué pasa si eso no se cumple? la justicia tiene la obligación, primero, de proteger al resto de la sociedad del ... "elemento discordante" y luego de intentar corregir a dicho elemento. ¿por qué, entonces, hay gente que sale libre siendo culpable? ¿o gente que sale de la cárcel sin estar rehabilitada? porque se pierde tanto tiempo en las formas y en intentar tabularlo todo que se ha perdido de vista el para qué de la justicia.
Esto son sólo un par de ejemplos, bastante evidentes, de la actualidad. Debemos pararnos a pensar para qué hacemos las cosas, y si no encontramos respuesta (o más bien, si vemos que así no conseguimos nada) pues ver como podemos cambiar lo que hacemos para conseguir lo que queremos. Que si no estaremos gastando energías inútilmente, y luego Green Peace se nos echa encima por no ahorrar y colaborar con el calentamiento global.
lunes, 19 de noviembre de 2007
jueves, 8 de noviembre de 2007
Diario de: un no-fumador
Buenas, gente, aquí ando de nuevo, dejando que mis impresiones vuelen por el aire cibernético, a disposición del que quiera leerlas. Temas dispares y cambiantes, que según me da la inspiración los plasmo (previa documentación) aquí. Hay temas que son gritos desesperados de frustración (como los de la renfe), otros son opiniones que tengo que cuento a nadie y a todos a la vez. Lo que está claro es que mis entradas tienen: 1 o 2 párrafos de introducción que no tienen que ver con el tema, 1 párrafo de antecedentes sobre el tema (por qué ese tema, y por qué en ese momento), el tema en sí, y una conclusión final.
Bueno, para completar el segundo párrafo de introducción, os digo, entre la universidad y el carnet, saco poco tiempo para poner nada, o documentarme en temas que quiero tratar, pero bueno, aquí sigo, posteando cuando me apetece, que para algo el blog es mio XD. Los temas prometidos sobre las elecciones llegarán, todo a si tiempo, pero necesito documentarme a saco, y no empezaré con ellos hasta después de las vacaciones de navidad.
Ahora, al tema. Primeramente espero que Mercedes Milá no me denuncie por plagio XD. En los periódicos que he leído he visto muchas noticias relacionadas con el tabaco, un tema que sigo de cerca, como sabéis, y veo (y leo en los comentarios) lo perseguidos que se sienten los fumadores por no poder fumar donde les plazca (hospitales, colegios, centros de trabajo...). ¿Perseguidos? su humo se expande a su alrededor persiguiendo con pasiva indiferencia a todas las personas de cerca. Se sienten perseguidos por no poder encenderse un cigarrillo en un centro comercial. ¿Me siento yo perseguido por no poder montar con mi bici dentro de un centro comercial? pues viene a ser lo mismo esto.
Quiero relatar mi vida como no-fumador (bueno, pasivo muchas veces), a ver quien se siente perseguido por quien. Experiencias reales desde bien pequeñito, hasta la llegada de la ley, y después de la llegada de la misma.
Siendo mi padre médico, pues el tema del tabaco estaba muy presente en casa. Básicamente venia a ser quien se está muriendo a causa de fumar mucho, y quien no se muere, pero mal vive a causa de lo mismo. El hospital donde trabajaba mi padre tenía una sala de descanso para los médicos, un fumadero oficial (no se podía fumar en el resto del hospital) y quedarse allí alguna vez era toser y picor de ojos. No me tenían en mucha consideración los "médicos" que fumaban.
Avanzando en el tiempo, rondando los 12 o 13 años, empecé a ver los primeros fumadores en el colegio, bueno, no se les veía mucho, por lo general en el colegio fumaban encerrados en los cuartos de baño, o de camino a casa si se iban andando. Por lo general, y entre semana, mantenían su vicio oculto, sin que nadie les viera. En los fines de semana ya iban más de... chulitos, fardaban de fumar. Un crío de 12 años que tiene que estar en casa a las 9 o se queda sin tele una semana, fumando y haciéndose el "mayor" delante de sus amigos. Y lo peor es que así es como empieza todo el mundo.Yo no conozco ni un sólo fumador que haya empezado después de cumplir los 18.
La primera vez que fui a Irlanda supone un punto de inflexión importante: pasé de ver el tabaco como algo lejano y marginal, a verlo como algo... habitual, y también empecé a sufrirlo. Yo tenía 14 años, y mis compañeros españoles 15. Estaba en una residencia universitaria de Cork, toda para nosotros, sin más vigilancia que un monitor que nos compraba alcohol para las fiestas. Todos los españoles que iban, salvo yo (bueeno, creo que uno o dos más...) fumaban. Evidentemente fumaban habitualmente a escondidas de todo el mundo, y ahora tenían la oportunidad de hacerlo abiertamente. La casa de la residencia tenía niebla constante, los cigarritos mañaneros, nocturnos, el de después de comer, el de antes de cenar... los fumadores de allí no tardaron en incrementar el consumo de tabaco. Un paquete les duraba una semana, ahora se lo fumaban en un día.
Yo, con el dinero de Irlanda me compré cosas: camisetas, recuerdos, regalos para la familia, y caprichillos de allí (hay una fábrica de cadbury en Irlanda, y cantidad de chocolatinas baratas y que no están en España, por lo hablar de las pringles, que aún no habían llegado aquí), los fumadores se gastaron todo en tabaco. Allí el tabaco cuesta el doble. Imaginad el gasto, una cajetilla a 6€, 28 días de Irlanda, a cajetilla por día: 168€ (bueno, por aquella época había pesetas, pero lo he traducido XD). Por no hablar de que incrementaron lo que fumaban muchísimo, y seguro que eso tiene repercusiones después.
Poco después, en esas edades, a los 15, 16 años en adelante es cuando empiezas a salir con tus amigos a bares y demás sitios, el humo está presente allá donde vayas. Ir a un bar una noche implicaba toses, ojos rojos, garganta muy seca y olor a tabaco hasta en los calzoncillos. La ropa a lavar al día siguiente, y a ventilar por la noche, que si no, el olor no se va de mi cuarto en días.
Te planteas el salir por ahí, ¿merece la pena salir con los amigos pagando ese precio en incomodidades y en salud resentida? pues muchas veces no. Yo me quedaba en casa muchas veces si el plan era encerrarse en un bar o similar. Si tenía mucha ganas de salir, pues no había mas remedio, porque fueras donde fueras te ahumabas. Restaurantes, bares, centros comerciales... Y para llegar a esos sitios, en metro, a ahumarse más. Salir era equivalente de volver ronco, con los ojos rojos y la ropa a lavar de urgencia.
Pasaba lo mismo cuando iba a centros comerciales a comprar con la familia, en los vestíbulos de los cines, en tiendas de golosinas incluso... salir de casa, incluso para ir al colegio, era volver apestando a tabaco a casa. Eso si que es perseguir.
La universidad era peor si cabe. No se podía estar fuera de clase, había niebla muy densa en los pasillos, e ir a tomar algo a cafetería era una condena segura. Encerrado en clase hasta en los descansos, con visitas al baño aguantando la respiración y rezando porque no me tocara comer en la universidad.
Parecía que todo ésto llegaba a su fin, la ley anti-tabaco llegó. Pero nada más lejos. Estamos mejor que hace años, es cierto, pero no estamos como la ley promete, o si no, un paseito por atocha lo confirma. Los fumadores han reaccionado con chulería diciendo que fuman donde les da la gana, pese a quien pese, los no fumadores eramos como policías "disculpe, aquí no está permitido fumar". Y de la noche a la mañana, de estar perseguidos por el tabaco ahora nos persiguen los fumadores diciendo que tienen "derecho" de fumar (de eso ya hablaré en otro tema, porque fumar no es un derecho, es una actividad, como hacer maquetas o montar en bici) en donde quieran, y que los no fumadores sólo queremos prohibir fumar por fastidiarles.
A mi me da igual que fume la gente, lo que no quiero es tragarme su humo, y la ley establece lugares donde no se puede fumar, y ya que el respeto y el sentido común no sirven para que se nos respete, pues que menos que acatar la ley vigente.
En lo que se refiere a mi situación actual, bueno, debería ser mejor, pero no me quejo. En mi universidad no se fuma, y tengo localizados muchos locales de ocio sin humos a los que voy los fines de semana. Mi "tolerancia" al humo del tabaco ha bajado a 0, y no aguanto estar en un lugar cargado de humo como lo aguantaba antes. Mi novia es igual que yo en ese sentido, así que disfrutamos del ocio sin humos. Mis amigos son harina de otro costal, siguen yendo a los mismos lugares cargados de humo, y se a ciencia cierta que ya no aguanto eso. Así que o hago de tripas corazón al menos un par de veces al año, o les invito a mi casa donde mando yo.
Bueno, para completar el segundo párrafo de introducción, os digo, entre la universidad y el carnet, saco poco tiempo para poner nada, o documentarme en temas que quiero tratar, pero bueno, aquí sigo, posteando cuando me apetece, que para algo el blog es mio XD. Los temas prometidos sobre las elecciones llegarán, todo a si tiempo, pero necesito documentarme a saco, y no empezaré con ellos hasta después de las vacaciones de navidad.
Ahora, al tema. Primeramente espero que Mercedes Milá no me denuncie por plagio XD. En los periódicos que he leído he visto muchas noticias relacionadas con el tabaco, un tema que sigo de cerca, como sabéis, y veo (y leo en los comentarios) lo perseguidos que se sienten los fumadores por no poder fumar donde les plazca (hospitales, colegios, centros de trabajo...). ¿Perseguidos? su humo se expande a su alrededor persiguiendo con pasiva indiferencia a todas las personas de cerca. Se sienten perseguidos por no poder encenderse un cigarrillo en un centro comercial. ¿Me siento yo perseguido por no poder montar con mi bici dentro de un centro comercial? pues viene a ser lo mismo esto.
Quiero relatar mi vida como no-fumador (bueno, pasivo muchas veces), a ver quien se siente perseguido por quien. Experiencias reales desde bien pequeñito, hasta la llegada de la ley, y después de la llegada de la misma.
Siendo mi padre médico, pues el tema del tabaco estaba muy presente en casa. Básicamente venia a ser quien se está muriendo a causa de fumar mucho, y quien no se muere, pero mal vive a causa de lo mismo. El hospital donde trabajaba mi padre tenía una sala de descanso para los médicos, un fumadero oficial (no se podía fumar en el resto del hospital) y quedarse allí alguna vez era toser y picor de ojos. No me tenían en mucha consideración los "médicos" que fumaban.
Avanzando en el tiempo, rondando los 12 o 13 años, empecé a ver los primeros fumadores en el colegio, bueno, no se les veía mucho, por lo general en el colegio fumaban encerrados en los cuartos de baño, o de camino a casa si se iban andando. Por lo general, y entre semana, mantenían su vicio oculto, sin que nadie les viera. En los fines de semana ya iban más de... chulitos, fardaban de fumar. Un crío de 12 años que tiene que estar en casa a las 9 o se queda sin tele una semana, fumando y haciéndose el "mayor" delante de sus amigos. Y lo peor es que así es como empieza todo el mundo.Yo no conozco ni un sólo fumador que haya empezado después de cumplir los 18.
La primera vez que fui a Irlanda supone un punto de inflexión importante: pasé de ver el tabaco como algo lejano y marginal, a verlo como algo... habitual, y también empecé a sufrirlo. Yo tenía 14 años, y mis compañeros españoles 15. Estaba en una residencia universitaria de Cork, toda para nosotros, sin más vigilancia que un monitor que nos compraba alcohol para las fiestas. Todos los españoles que iban, salvo yo (bueeno, creo que uno o dos más...) fumaban. Evidentemente fumaban habitualmente a escondidas de todo el mundo, y ahora tenían la oportunidad de hacerlo abiertamente. La casa de la residencia tenía niebla constante, los cigarritos mañaneros, nocturnos, el de después de comer, el de antes de cenar... los fumadores de allí no tardaron en incrementar el consumo de tabaco. Un paquete les duraba una semana, ahora se lo fumaban en un día.
Yo, con el dinero de Irlanda me compré cosas: camisetas, recuerdos, regalos para la familia, y caprichillos de allí (hay una fábrica de cadbury en Irlanda, y cantidad de chocolatinas baratas y que no están en España, por lo hablar de las pringles, que aún no habían llegado aquí), los fumadores se gastaron todo en tabaco. Allí el tabaco cuesta el doble. Imaginad el gasto, una cajetilla a 6€, 28 días de Irlanda, a cajetilla por día: 168€ (bueno, por aquella época había pesetas, pero lo he traducido XD). Por no hablar de que incrementaron lo que fumaban muchísimo, y seguro que eso tiene repercusiones después.
Poco después, en esas edades, a los 15, 16 años en adelante es cuando empiezas a salir con tus amigos a bares y demás sitios, el humo está presente allá donde vayas. Ir a un bar una noche implicaba toses, ojos rojos, garganta muy seca y olor a tabaco hasta en los calzoncillos. La ropa a lavar al día siguiente, y a ventilar por la noche, que si no, el olor no se va de mi cuarto en días.
Te planteas el salir por ahí, ¿merece la pena salir con los amigos pagando ese precio en incomodidades y en salud resentida? pues muchas veces no. Yo me quedaba en casa muchas veces si el plan era encerrarse en un bar o similar. Si tenía mucha ganas de salir, pues no había mas remedio, porque fueras donde fueras te ahumabas. Restaurantes, bares, centros comerciales... Y para llegar a esos sitios, en metro, a ahumarse más. Salir era equivalente de volver ronco, con los ojos rojos y la ropa a lavar de urgencia.
Pasaba lo mismo cuando iba a centros comerciales a comprar con la familia, en los vestíbulos de los cines, en tiendas de golosinas incluso... salir de casa, incluso para ir al colegio, era volver apestando a tabaco a casa. Eso si que es perseguir.
La universidad era peor si cabe. No se podía estar fuera de clase, había niebla muy densa en los pasillos, e ir a tomar algo a cafetería era una condena segura. Encerrado en clase hasta en los descansos, con visitas al baño aguantando la respiración y rezando porque no me tocara comer en la universidad.
Parecía que todo ésto llegaba a su fin, la ley anti-tabaco llegó. Pero nada más lejos. Estamos mejor que hace años, es cierto, pero no estamos como la ley promete, o si no, un paseito por atocha lo confirma. Los fumadores han reaccionado con chulería diciendo que fuman donde les da la gana, pese a quien pese, los no fumadores eramos como policías "disculpe, aquí no está permitido fumar". Y de la noche a la mañana, de estar perseguidos por el tabaco ahora nos persiguen los fumadores diciendo que tienen "derecho" de fumar (de eso ya hablaré en otro tema, porque fumar no es un derecho, es una actividad, como hacer maquetas o montar en bici) en donde quieran, y que los no fumadores sólo queremos prohibir fumar por fastidiarles.
A mi me da igual que fume la gente, lo que no quiero es tragarme su humo, y la ley establece lugares donde no se puede fumar, y ya que el respeto y el sentido común no sirven para que se nos respete, pues que menos que acatar la ley vigente.
En lo que se refiere a mi situación actual, bueno, debería ser mejor, pero no me quejo. En mi universidad no se fuma, y tengo localizados muchos locales de ocio sin humos a los que voy los fines de semana. Mi "tolerancia" al humo del tabaco ha bajado a 0, y no aguanto estar en un lugar cargado de humo como lo aguantaba antes. Mi novia es igual que yo en ese sentido, así que disfrutamos del ocio sin humos. Mis amigos son harina de otro costal, siguen yendo a los mismos lugares cargados de humo, y se a ciencia cierta que ya no aguanto eso. Así que o hago de tripas corazón al menos un par de veces al año, o les invito a mi casa donde mando yo.
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